Saturday, April 21, 2012

Luchando contra la pobreza

Sin importar donde se encuentre uno, creo que es seguro decir que la pobreza es considerado uno de los peores males que existe a nivel global. Puede llevar a que personas mueran de hambre, vivan en condiciones que hoy en día consideremos infra-humanas y tengan que recurrir a robar, matar o cualquier actividad criminal para sobrevivir. Produce escalofríos ver fotos de aldeas en África en estado de miseria, o sin ir muy lejos, la situación en la que viven una cantidad impresionante de venezolanos.

Muchas personas prefieren cerrar sus ojos ante esta situación e ignorar que tal problema existe. Otras personas, llenas de visión y buenas intenciones, prefieren “luchar” contra la pobreza y buscar mejorar la situación en la que viven sus vecinos. Algunos hacen trabajo social, otros donan a caridad, otros deciden entrar en política y la gran mayoría apoya a los que deciden entrar en política, confiando que harán un buen trabajo. Si bien cuidar de nuestros vecinos y ser caritativo es una parte fundamental del espíritu humano, hemos de tener mucho cuidado que nuestras acciones tengan los efectos deseados. Muchas veces la cura puede ser peor que la enfermedad.

No es un misterio que muchos políticos en la historia del mundo democrático hayan sido electos por sus campañas de igualdad social, donde prometen darle a los mas necesitados su “parte justa” de la riqueza que existe en un país. El señor Hugo Chávez ha sido electo, entre otras cosas, por esto. Promete quitarle a los “burgueses” y “oligarcas” su riqueza para darle a los mas necesitados. Después de todo, ¿Por qué habría una minoría de la población disfrutar de riquezas inimaginables para el resto de la población, que no sabe cómo sobrevivir hasta el día siguiente?. Si no nos detuviésemos a pensar claramente, podríamos inferir que la pobreza es solo un problema de distribución de la riqueza.

Sin embargo, es necesario preguntarnos, ¿Qué es la pobreza?. Señores, la pobreza no es nada más que la ausencia de riqueza, al igual que la oscuridad es la ausencia de luz. La pobreza no es nada nuevo, durante el curso de la humanidad, ésta ha vivido la mayoría del tiempo en condiciones que hoy en día consideraríamos humillantes. Incluso los más ricos de hace varios siglos los podríamos considerar pobres si los medimos con los estándares de nuestros días. La esperanza de vida era bajísima, mientras la tasa de mortalidad infantil era altísima, incluso para los nobles y las clases sociales altas. En algún punto de la historia, todo cambió. Cuando se le permitió a los hombres tratar entre ellos libremente, empezamos a tener avances tecnológicos que levantaron a la humanidad del estado de miseria en el que se encontraba.

Si queremos erradicar la pobreza, lo que necesitamos es permitir que la riqueza pueda ser creada. Que el tiempo y recursos de la gente sean usados donde más se necesitan. Tal sistema existe. Parafraseando a Milton Friedam, nunca, en la historia de la humanidad ha existido una maquinaria mas eficiente para levantar a millones de personas de la pobreza, que el libre mercado. Basta con una rápida mirada para darse cuenta que los países con más libertad económica disfrutan al mismo tiempo de la mejor calidad de vida. La pobreza es la situación por defecto en la que un país se encuentra si no se le permite a sus ciudadanos crear riqueza.

Pensar que la solución a la pobreza es simplemente distribuirla, sería ignorar el tiempo por completo. La riqueza no es una cantidad fija, sino al contrario, es potencialmente ilimitada. Cuando usamos políticas de redistribución de la riqueza, estamos impidiendo que esta crezca, logrando “Pan para hoy y hambre para mañana”. Es preferible concentrarse en la creación de riqueza que en la redistribución de la misma. Para lograr esto, es necesario permitir que la gente comercie libremente (un intercambio solo puede tomar lugar si todos los involucrados lo consideran beneficioso), que se proteja la propiedad privada y un Estado de Derecho, con igualdad de las personas ante la ley. Si dejamos a los ciudadanos libres para tratar entre ellos, sin tener a un gobierno controlándolo todo, la sociedad prosperará por sí misma. No necesitamos de un estado paternalista con el centro de la moralidad ubicado en Miraflores que dicte cuanto y a qué precio se debe producir y vender.

Cuando permitimos que el gobierno distribuya arbitrariamente la riqueza, se la estamos quitando a alguien para dársela a otra persona. A la persona a la que se le quita, no podrá hacer uso de ese dinero. Esto no sólo ocasiona que ya no pueda consumir ni contratar a otras personas con ese dinero, sino que a su vez se disminuye el incentivo para crear más riqueza. Si mientras más gana una persona, más se le quita ¿Para qué trabajar más?. Con políticas de distribución lo que logramos es dejar de crear riqueza, dejándonos así estancados en la pobreza contra la cual luchamos.

Cuando hagan trabajo social o donen para caridad, pueden contar con un aplauso de mi parte. Pero cuando apoyen medidas políticas les pido que analicen bien todos sus efectos, no solo a corto plazo y para un grupo de personas, sino a largo plazo y para todos los grupos de personas.

@Corderrosas

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